LA PARROQUIA AL SERVICIO DEL ENCUENTRO CON CRISTO
¿PARA QUÉ ES LA IGLESIA?
Mayo 2023
En un mundo y en una cultura caracterizados por el miedo, la tristeza, la desilusión, la desesperación y la pérdida de toda esperanza aparece la Iglesia como responsable de ofrecer en nombre de Dios y por la gracia del Espíritu Santo, las razones que animen y den sentido a la vida de los hombres y de los pueblos. En este sentido, nos vamos a ocupar en esta lección de considerar algunos puntos que se consideran fundamentales en el quehacer de la Iglesia y por lo tanto de las Diócesis, pero sobre todo de cada parroquia.
- La Iglesia y la parroquia son para dar gozo y esperanza. Jesucristo al presentarse en la sinagoga de Nazaret afirmaba que Él era la buena noticia, la buena nueva de la salvación para los pobres. Él era el portador del gozo y la esperanza para quienes estaban padeciendo por múltiples razones. Él era la esperanza de quienes no eran tenidos en cuenta, no valían ante la cultura y la sociedad, los que eran excluidos y marginados, los enfermos, los cojos y los lisiados.
Jesús llena plenamente los vacíos del corazón de los hombres, ofrece la misericordia de Dios Padre, forma y envía a los que están con Él para que continúen siendo el gozo y la esperanza de las gentes. Cada uno de nosotros debe ser gozo y esperanza en los distintos lugares y ambientes donde se encuentra, para ser fieles al mandato de Jesucristo. Cada creyente debe ofrecer en nombre de Cristo, lo que Cristo ofreció a los pobres, a los marginados y a los excluidos: el gozo, la alegría, la paz y la esperanza. Nos anima y nos acompaña el poder del Espíritu Santo que el Resucitado ha enviado sobre los apóstoles y sobre la Iglesia.
La Santísima Virgen María que es el modelo de la vida de un creyente nos enseña cómo se debe ser portador de la alegría para los demás así como ella lo hace cuando visita a su prima Isabel, o portadora de esperanza como ella lo hace acompañando y fortaleciendo a los discípulos en la oración, mientras esperaban confiadamente la venida del Pentecostés para que los discípulos sin miedo salieran a proclamar por las calles de Jerusalén y por todas las aldeas de la región que Jesús había sido crucificado y que Jesús había resucitado de entre los muertos. En este sentido la parroquia a ejemplo de la santísima Virgen María y de los apóstoles debe poner todo su empeño en llenar la vida de los hombres de gozo y de esperanza.
- Ser luz y sal. La iglesia tiene la enorme responsabilidad de iluminar las conciencias los corazones y las vidas de las gentes, de las familias y de los pueblos, pero también debe garantizar el cuidado y la protección ante los riesgos que la amenazan. ¿Para qué sirve la sal si pierde su sabor? ¡ya no sirve para nada! Del mismo modo si el creyente pierde su esencia en la familia, el trabajo, la calle y la sociedad no podrá dar sabor, ni podrá ser portador de luz en un mundo que le ha perdido el sabor a todo y que ha preferido vivir en tinieblas de destrucción y de muerte.
En medio de esa realidad, cada parroquia debe ser un faro luminoso que crea sueños y fábrica ilusiones, que anima y fortalece la esperanza suscitando necesariamente en el corazón de todo bautizado, cantos de júbilo de gozo, de paz y de esperanza. Nos movemos en torno a una promesa que tiene cumplimiento, de ahí que los creyentes peregrinamos con la certeza de una esperanza y eso llena de gozo nuestro corazón.
La Parroquia debe ser la Iglesia en medio de las casas que anima, fortalece el gozo y la esperanza de los fieles; así se da cumplimiento a lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros: que seamos gozo y esperanza para todos los pueblos, especialmente para aquellos que hace tiempo perdieron el gozo y que han caído en el desespero.
- Anunciar el Evangelio. Cristo el Señor resucitado ha confiado a la Iglesia la enorme responsabilidad de anunciar la Buena Nueva a toda la gente (Mt 28, 19). Impulsada por el Espíritu Santo, esa misma Iglesia desde el comienzo de la historia se dio a la tarea no solamente de hacerlo en Jerusalén o en Samaria o en la Galilea, sino de ir a otras culturas como la cultura de los griegos y posteriormente al mundo romano. La Iglesia nunca ha dejado de anunciar el Evangelio, más aún, en la actualidad se hacen todos los esfuerzos para que en esta nueva cultura se pueda incultural el Evangelio con audacia y creatividad. La parroquia debe llevar a cabo esta tarea sin resistencias, ni aplazamientos.
- Formar discípulos. La Iglesia es para formar discípulos de Cristo. Este discipulado debe hacerse con el mismo modelo pedagógico que vivió Jesús. Debe poner todas sus fuerzas y todo empeño en formar discípulos en los sectores, en las veredas y los caseríos. Esta formación de discípulos debe hacerse de manera sistemática y en un ambiente de comunidad. Implica una generosa escucha de la Palabra, un ponerse a los pies del maestro con una alta dosis de humildad y con la sencillez de quien experimenta la alegría que nace de la misericordia divina por el llamado a ser discípulo de Cristo. Ser discípulo de Cristo es un privilegio extraordinario que nos obliga a vivir llenos de alegría y a procurar en los demás esta experiencia. Se requiere en consecuencia que cada parroquia sea una escuela donde se forman los discípulos de Jesús.
- Ir a todas las gentes. La Iglesia tiene el encargo de ir a todos los pueblos de la tierra anunciando la Buena Nueva de la salvación. La parroquia, por lo tanto, debe preparar y enviar fieles de la propia comunidad para compartir la experiencia del encuentro personal con Cristo con otras comunidades parroquiales, con familias, compañeros de trabajo, etc.
- Otras tareas. Además de evangelizar y de formar discípulos también corresponde a la Iglesia velar por la atención de los más necesitados: pobres, enfermos, viudas, huérfanos y migrantes. Cada parroquia debe favorecer la atención preferencial de los más pobres, debe favorecer la fraternidad universal y la promoción y cooperación con todas las causas que promuevan el cuidado de la casa común y el respeto de la dignidad humana.
LA PARROQUIA AL SERVICIO DEL ENCUENTRO CON CRISTO
Tema 3: ¿QUE ES LA IGLESIA?
Abril 2023
Hablar de identidad es habitual entre nosotros. Cuando se le pide a una persona que se identifique, de inmediato entrega la cédula, el pasaporte o algún otro documento que testifica que el portador del mismo es él y no otro.
Algo así, podemos decir también de la Iglesia. En las últimas décadas ha hecho esfuerzos para mostrar con toda claridad cuál es su identidad más profunda, cuál es su naturaleza, su origen y su constitución. En esta lección nos vamos a ocupar de ello y en la siguiente nos ocuparemos de la misión de la Iglesia en el mundo y en la historia. Les animo, queridos hermanos: a dejarnos iluminar por la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II y por las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia en los últimos años.
- Cuerpo de Cristo. La Sagrada Escritura nos enseña que Cristo es la cabeza vinculada a un cuerpo. Ese cuerpo, es la Iglesia que Cristo mismo instituyó y se vinculó a ella a precio de su propia sangre.
El cuerpo sin la cabeza no tiene vida, sería un monstruo. Igual la comunidad creyente, si no se centra en Cristo y lo tiene por cabeza, no tiene identidad, se vuelve una ONG, o una asociación de cualquier índole o una élite que se beneficia del sentimiento religioso de los más humildes y sencillos. En tales circunstancias, se hace necesario que la Iglesia se centre en Cristo y viviendo en él, enseñe sus credenciales al hombre y a la cultura de este tiempo.
- El Pueblo Santo de Dios. Desde la antigüedad Dios formó un pueblo con el que estableció una ALIANZA: “USTEDES SERÁN MI PUEBLO Y YO SERÉ SU DIOS” Jr 7,23 para que los demás pueblos de la tierra conozcan quien es el único Dios vivo, verdadero y santo.
Sin embargo, a pesar de todas las acciones de Dios, el pueblo no guardó la Alianza Sagrada y siguió a otros falsos dioses.
Jesucristo establece con su sacrificio en la cruz una NUEVA ALIANZA con un NUEVO PUEBLO. Ese nuevo pueblo es la IGLESIA constituida para que a ejemplo de Cristo sea luz de las naciones. Por eso la Iglesia, es el pueblo santo de Dios llamada a santificar a todos los demás pueblos, culturas y ambientes.
- Misterio de Cristo. La palabra misterio, es un término griego que se traduce por mostrar o dejar ver algo de ALGUIEN. En este sentido, la Iglesia es para dejar ver en cada una de sus acciones y gestos la fuerza operativa y salvífica de Jesús. Así como Cristo nos muestra el rostro del Padre de los cielos, del mismo modo la Iglesia nos muestra el rostro de Cristo compasivo y misericordioso.
- Sacramento de Cristo. Lo que dijimos de la Iglesia como misterio de Cristo, se aplica también para la Iglesia en cuanto sacramento de Cristo.
El sacramento es algo visible que expresa lo divino., Es decir, algo que muestra y expresa la presencia de Dios en la persona de Cristo. No se trata de algo mágico sino de la presencia divina.
La Iglesia es sacramento porque es presencia de CRISTO VIVO Y ACTUANTE en favor de cada uno de nosotros.
- Pueblo peregrino. La iglesia se descubre como un pueblo en camino. Su destino no está aquí. Somos extranjeros, la tierra prometida no está aquí ni depende de nosotros ni de nuestra inteligencia ni de nuestras fuerzas. Es un don de Dios, es un regalo que nos anima a caminar sin apegarnos a nada ni a nadie, sólo a caminar agarrados de la mano del Señor que es nuestro único Dios, él nos conduce hacia su morada santa.
- Los ministerios en la Iglesia. La palabra ministerio significa servicio. El querer de Cristo, es que todos en su iglesia seamos servidores los unos de los otros. Cristo mismo nos ha dado el ejemplo del servicio cuando estando sentado a la mesa: “tomó agua y en condición de esclavo se puso a lavar los pies de los discípulos y les pidió que también ellos fueran servidores de los demás a ejemplo suyo”. (Jr 13,34) San Pablo nos dice que de la misma manera que los órganos prestan dispersos servicios al cuerpo de la misma manera también los bautizados deben prestar distintos servicios en la comunidad creyente. El ojo tiene una función distinta a la del oído y estos dos distinta a la de la boca o la de la nariz. Del mismo modo en la Iglesia y concretamente en la parroquia, cada persona debe tener un servicio diferente que extienda el reino de Dios.
- La Iglesia Santificante, la purgante y la peregrinante. La teología con base en la Sagrada Escritura nos enseña que la Iglesia, Pueblo Santo de Dios, es una comunidad en la que los santos, sumados a aquellos que ya murieron pero que deben ser purificados en la sangre del cordero antes de pasar a la mesa del banquete se suman a un canto de alabanza en el que se glorifica al Señor y se le sirve por toda la eternidad al tiempo que se disfruta de su Santa presencia. Quienes ya gozan de este estado son los santos y quienes están encaminados a tal beneficio son los que están purgando sus pecados. La Iglesia peregrinante somos nosotros, los que caminamos en este mundo.
- Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. La teología enseña que la Iglesia tiene cuatro notas que la particularizan y la caracterizan. La unidad porque ella es el cuerpo único de la única cabeza que es Cristo.
La Iglesia es santa porque ha sido liberada de todo pecado por la sangre del Señor en la cruz. Es católica porque por mandato del Señor debe ir a todo el mundo para anunciar la buena nueva de la salvación. Y es apostólica porque está edificada y se esfuerza por mantener la unidad de la fe que nos han transmitido los apóstoles que vivieron la experiencia de la muerte y resurrección gloriosa del Señor por la acción del Espíritu Santo.
LA PARROQUIA AL SERVICIO DEL ENCUENTRO CON CRISTO
Tema 2. ¿PARA QUÉ ES LA PARROQUIA?
Marzo 2023
La parroquia fundamentalmente es un rostro de la iglesia que agrupa a un número de fieles procurando llevarlos a la madurez de la fe.
En este sentido, si la parroquia es una parte de la iglesia, nos preguntamos en esta ocasión, ¿cuál es la misión que debe llevar a cabo la iglesia y por lo tanto la parroquia para que Jesucristo sea conocido, amado, seguido, servido y celebrado?
En otras palabras, nos vamos a ocupar de analizar ¿para qué es la parroquia en medio de las gentes?
Consideremos brevemente los siguientes aspectos:
- Anunciar a Jesucristo y promover el encuentro personal con él. La parroquia como parte de la iglesia tiene como tarea fundamental y exclusiva anunciar y presentar a Jesucristo como el hijo único de Dios, que por nosotros murió y por nosotros resucitó.
Este anuncio conlleva necesariamente a promover mediante diversas posibilidades el encuentro personal con el Señor Resucitado.
Toda esta actividad constante, organizada y permanente es lo que la iglesia llama EVANGELIZAR.
La parroquia es pues para evangelizar y nada puede entretener ni obstaculizar esta tarea fundamental que da identidad y vitalidad a los fieles de una parroquia.
- Para formar discípulos misioneros. La parroquia constituida para anunciar y posibilitar el encuentro personal con Jesucristo debe ser también una escuela donde los discípulos se colocan al pie del maestro con la disposición del corazón para escucharlo y dejar que sus enseñanzas penetren su existencia.
Será fundamental posibilitar que cada parroquia escuche la palabra del Señor, la responda y se deje formar humildemente por ella.
No se puede ser discípulo de Jesús si no escuchamos su Palabra nos dejamos formar por ella y hacemos la tarea que nos corresponde como bautizados en el mundo.
- Para vivir la fe en pequeñas comunidades. La parroquia es para formar gradual y pacientemente a quienes se van formando como discípulos y animados y fortalecidos por el espíritu santo experimentan la urgencia de vivir la experiencia de la fe compartiéndola con otras hermanas y hermanos que están viviendo la misma experiencia. Estas personas se reúnen semanalmente para la oración, la escucha Y la resonancia de la palabra de Dios, la catequesis, la solidaridad y la oración de los unos por los otros.
Esas pequeñas comunidades se congregan semanalmente en una de las casas del sector o de la vereda durante una hora y media aproximadamente.
La pequeña comunidad es un verdadero regalo de Dios para las personas y es el oxígeno que da vida a la parroquia. Cuantas más pequeñas comunidades se vayan organizando en la parroquia, más viva será esa parte de la iglesia.
- Promover la comunión entre las comunidades. La parroquia es también para favorecer la comunión entre las pequeñas comunidades que se van formando como fruto del encuentro personal con Jesucristo y de las reuniones en las casas de las familias.
Son muchos los medios y los recursos que pueden ser utilizados para facilitar la comunión. Entre muchas otras resaltamos las celebraciones litúrgicas, obras en favor de los más pobres y necesitados, el apoyo misionero a una parroquia vecina, la capacitación de personas para afrontar el trabajo, bolsas de empleo, bancos de alimentos, brigadas de salud, actos culturales, festivales deportivos, apertura de hospitales, costureros, etc,.
- Acompañar otros procesos de fe y vincularlos en el camino. La parroquia no es un club para algunos selectos y distantes sino la casa de puertas abiertas para todos. En ella caben todos y en ella se han de sentir todos como en su casa. Para posibilitar tal ambiente se hace necesario que la parroquia acepte los procesos de fe que el Espíritu Santo suscita en carismas específicos y en otros grupos y movimientos apostólicos.
Se hace necesario reconocer que ellos también viven con frecuencia sus propios procesos de formación de discipulado y de encuentro personal con el Señor. Por lo tanto, la parroquia antes que excluir o parcializar debe incluir y facilitar el acompañamiento y la vinculación de esos otros carismas grupos y movimientos apostólicos en determinadas celebraciones y actividades comunitarias.
- Celebrar la fe de los fieles. Un aspecto esencial que debe ser cuidadosamente atendido es el relacionado con la celebración gozosa de la fe de las comunidades.
La parroquia debe ser ejemplar en el modo celebrativo especialmente de la eucaristía y de cada uno de los sacramentos. Quiénes han experimentado el gozo del encuentro personal con Jesucristo serán los primeros en celebrar el acontecimiento salvífico en torno a Cristo vivo que se hace presente en medio de nosotros en las acciones litúrgicas que se celebran en los sectores en las veredas Y de modo especial los domingos en el templo parroquial.
Los discípulos misioneros ya no serán espectadores de las celebraciones sino partícipes gozosos de las mismas.
Los signos los gestos las palabras la música las posturas y los silencios tendrán sentido y quién participa en la celebración los vivirá con respeto con entusiasmo y con inmenso amor.
La celebración litúrgica debe llenar el corazón y sea de constituir en un signo evangelizador y provocativo para quienes miran a distancia y con recelo la fe de los seguidores de Jesús.
- Atender preferencialmente a los más pobres a los enfermos y a los necesitados. La parroquia debe ser un hospital de misericordia. Las pequeñas comunidades no son ajenas ni indiferentes al sufrimiento de la inmensa mayoría de personas que no tienen pan, techo, trabajo, estudio, salud, afecto, paz ni hogar.
En la parroquia todos estamos llamados y somos responsables del servicio a los más necesitados y todos deben ejercer con generosidad y entusiasmo este servicio como una muestra de conversión de vida y de amor al prójimo.
Atender a los pobres no es opcional si no un principio fundamental que constituye la esencia misma de nuestra fe. No podemos decir que tenemos fe si no tenemos obras. La fe sin obras no tiene sentido. La fe crece y se purifica con las obras de caridad.
- Salir a los sectores veredas caseríos y otros espacios para anunciar a Jesucristo. La parroquia es para anunciar a Jesucristo y posibilitar que todos se encuentren personalmente con él. Para llevar a cabo esta tarea se hace necesario que la parroquia entre en un ambiente permanente de misión que la parroquia se declare en misión en salida constante, intentando llegar a todos con la intención de presentarles la atrayente persona de Jesús y de llevarlos a él para que lo conozcan lo amen y lo sigan.
La parroquia debe posibilitar la organización y ejecución de la actividad misionera de tal manera que se llegue a cubrir todos los sectores las veredas y los cascos poblacionales con el anuncio del Evangelio y la convocatoria a casas de reunión donde aquellos que experimenten la gracia de la fe se seguirán reuniendo semanalmente para vivir la oración el encuentro con la palabra de Dios la catequesis, la edificación espiritual y la oración de los unos por los otros.
Una parroquia evangelizada es por naturaleza una parroquia evangelizadora.
LA PARROQUIA AL SERVICIO DEL ENCUENTRO CON CRISTO.
Tema 1. ¿QUÉ ES LA PARROQUIA?
Febrero 2023
Hemos empezado a profundizar en este estudio el tema de la parroquia para que como creyentes tengamos claridad sobre su ser y su misión en la tarea evangelizadora de la Iglesia en las actuales circunstancias.
Con frecuencia, hablamos de parroquia, pero lo hacemos dando uso a un vago concepto del que, con frecuencia, los mismos creyentes no tenemos mayor claridad.
A lo largo de todo este año y teniendo en cuenta que la Diócesis de Garagoa, quiere impulsar una transformación de las parroquias, consideramos conveniente que también nosotros los que estamos comprometidos con la Obra de la Iglesia, nos interesemos en conocer la identidad de nuestra parroquia.
1. Definición: la palabra parroquia tiene su origen en dos términos griegos que significan casas cercanas o casas vecinas. Así las cosas, la palabra parroquia expresa simplemente un vecindario o pequeños grupos de familias que se establecen en ciertos territorios en razón de su protección del cuidado de sus vidas de la alimentación y del trabajo.
Las primeras comunidades cristianas. En los caseríos, en los pequeños poblados y también en las ciudades de numerosa población llegaron los discípulos de Jesús y con el poder del Espíritu Santo, proclamaron el Kerigma, es decir, que Cristo murió y resucitó, y ha sido glorificado. Esos vecinos que reciben de buena fe, el anuncio de los misioneros, empiezan a reunirse en una de sus casas, acoge a los que viven cerca, se congregan para la escucha de la Palabra, la enseñanza, la fracción del pan y la solidaridad con los más necesitados. Comienza a nacer así entonces la parroquia cristiana, el vecindario de los creyentes en Cristo.
2. Los párrocos. Las comunidades de creyentes en Cristo, necesitan un prontamente de alguien que les acompañara y les instruyera firmemente en la fe. Los evangelizadores respondiendo a esta necesidad guiados por el Espíritu Santo, tuvieron el cuidado de escoger dentro de los mismos creyentes varones de probada virtud, maduros en la fe, les impusieron las manos para que por el poder del Espíritu Santo cuidaran de las comunidades, garantizarán la integridad la fe recibida y fomentarán la comunión con las iglesias. vecinas.
3. Los transeúntes. En los primeros siglos de la iglesia dadas las circunstancias de miles de personas cuyo trabajo fundamentalmente era el cuidado de rebaños, les obligaba a vivir en permanente desplazamiento, por lo tanto, habían recibido la fe pero no podían permanecer en una comunidad parroquial.
Estos grupos numerosos de personas animados por los “parter familiae”, es decir, abuelos o padres de familia, procuraban mantener la fe recibida y transmitirla a sus hijos y a sus nietos mientras iban de camino y cuidaban sus rebaños. Realmente eran pequeñas parroquias sin territorio y en movimiento.
4. Los cultivadores de la tierra. La mayoría de la población se dedicó al cultivo de la tierra y se estableció en territorios que contaran con la facilidad, no solamente de los cultivos, sino también de sus viviendas, fabricaron casas y se asociaron casi siempre con otros familiares con los que vinieron a constituir pequeños territorios habitables. La fe de esos pobladores hizo que en poco tiempo esos territorios se constituyeran en parroquias bajo el cuidado de un párroco. Durante muchos años este fue el modelo dominante de la parroquia, es decir, fieles habitaban el campo y en consecuencia la parroquia se adaptó al ambiente rural.
5. Los templos parroquiales. Como es apenas lógico la fe y las devociones de los creyentes posibilitaron la construcción de unos espacios comunitarios que consagraron a Dios y los dedicaron a las celebraciones y a las prácticas religiosas.
Los templos, muchos de ellos grandes y bellos, se convirtieron en la identidad de la población creyente y terminaron confundiéndose con el concepto de parroquia. Este es quizás el concepto más difundido y presente, aún hoy, entre nosotros.
Recuperar el sentido original.
En la reflexión de las últimas décadas la iglesia ha estado insistiendo y ha procurado recuperar el rostro original de la parroquia como comunidad de creyentes en Cristo muerto y resucitado que viven en comunidad celebran la fe congregándose especialmente los domingos en el templo y extienden el ambiente parroquial en las casas de las familias, en las empresas, en las fincas y en los demás ambientes y espacios donde hacen la vida los creyentes.
6. Parroquia en conversión. Abrirnos a la gracia del Espíritu Santo aceptar el llamado de la iglesia y ser generosos para posibilitar un cambio de corazón y de estructuras nos permiten mirar con esperanza la nueva identidad de la parroquia en los tiempos presentes.
Solo mediante una sincera conversión parroquial será posible vivir la experiencia de tener a Dios por Padre y de vivir fraternalmente como hijos de ese Padre, en este sentido, la parroquia es la familia de los hijos de Dios que viven como hermanos, bajo el cuidado de un hermano presbítero que en comunión con la iglesia camina con sus hermanos en el sendero de la Santidad.La adecuación a nuevas realidades. Los rápidos cambios de la historia y de la cultura suscitan que el esquema de la parroquia rural y territorial hayan sido superados. Nos desborda una nueva realidad a la que tenemos que atender con creatividad y con audacia iluminados por el Espíritu Santo para poder llegar a todos los ambientes donde por múltiples circunstancias está la gente: transporte, trabajo, deporte, entretenimiento, medios de comunicación, entre otros.
Que la Virgen María nos ayude a afrontar sin miedo este inmenso desafío.
LA PARROQUIA AL SERVICIO DEL ENCUENTRO CON CRISTO.
INTRODUCCIÓN.
El saludo, la paz y la bendición para todos en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Con el deseo de continuar la formación y la reflexión de los que han sido llamados a servir al Evangelio en la Iglesia de nuestro tiempo, nos proponemos en las siguientes lecciones y de acuerdo con el tema señalado por la Diócesis de Garagoa, profundizar la realidad parroquial como elemento fundamental para el ENCUENTRO PERSONAL Y COMUNITARIO CON CRISTO.
La parroquia con sus múltiples facetas, sus ricos elementos, sus distintas configuraciones, sus constantes variables y su misión en la cultura de nuestro tiempo requiere ser considerada y revisada bajo la guía del Espíritu Santo a lo largo de todo este año, de tal manera que podamos evaluar sí se está llevando a cabo la misión que le es propia en medio de las gentes o debe proyectar y programar nuevas y urgentes adiciones para cumplir la misión de Cristo.
La parroquia se inserta en el plan salvífico de Dios. En efecto, Dios tiene un plan de salvación con todo el género humano. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. (1Tm 2,4). Así las cosas, la parroquia debe estar al servicio de la voluntad de Dios que no es otra que salvar al género humano, es decir, que todos los hombres lo conozcan, lo amen, lo sigan, lo glorifiquen y lo sirvan en los más pobres y en los más necesitados.
Se hace necesario entonces que la parroquia conozca y tenga muy claro que desde el comienzo mismo de la obra creadora “Dios que es amor” (1Jn 4,7), ha posibilitado el encuentro con el hombre porque el amor es ante todo encuentro.
Hablar de historia de la salvación es ante todo hablar de un Dios que busca afanosamente el encuentro con el hombre y de los hombres entre sí. En otras palabras, que nos dejemos amar, que le respondamos con amor y que nos amemos entre nosotros.
El libro del Génesis nos cuenta que, en el comienzo, “Dios bajó al Edén para encontrarse con el hombre, pero éste en cuanto sintió los pasos de Dios en el jardín se escondió”. Había pecado, sintió miedo y no estuvo dispuesto para el encuentro con Dios. (Cfr Gn 3, 8).
Sin embargo, aunque el hombre se escondió, Dios no lo abandonó en su causa, al contrario, compadecido le tendió la mano y lo buscó y le habló. Ésta precisamente ha sido la constante de Dios a lo largo de toda la historia. Dios ha insistido en la búsqueda del hombre y con el cariño y la ternura que siente un padre por sus hijos, ha salido a nuestro encuentro aún en aquellos tiempos en los que hemos intentado escondernos lo más lejos posible de Dios. (Cfr Sal. 103)
Toda la larga historia de la salvación es una ininterrumpida cadena de palabras, acontecimientos, gestos y detalles con los que Dios sale al encuentro del hombre y de todos los hombres. Esa larga historia de salvación y de amor en la que está inserta la parroquia ha sido presentada por parte de los doctores y maestros de la Iglesia en una serie de etapas en las que se registra con toda claridad y precisión la acción de Dios en favor de los hombres.
Conviene que para nuestra temática de la parroquia conozcamos o recordemos de modo breve cuáles han sido las principales acciones de Dios a lo largo de la historia y en las que ha revelado todo su amor en favor nuestro.
- Los orígenes.
- Los Patriarcas.
- El Éxodo.
- La conquista de la tierra prometida.
- Los reyes de Israel.
- La división del reino de Israel.
- Los grandes profetas y el llamado a la conversión.
- El destierro y el exilio.
- El regreso a la tierra prometida.
- Israel sometido por los Griegos y los Romanos.
En cada uno de estos momentos y a lo largo de muchos siglos, Dios salió al encuentro del hombre, quiso rescatarlo, liberarlo de toda esclavitud, mantener fielmente su alianza y mostrar su amor perpetuamente.
El momento culminante y determinante de toda la historia de la salvación lo ha posibilitado Dios con el nacimiento de Jesús en Belén de Judea. Dios se ha hecho hombre y ha venido personalmente a encontrar al hombre que estaba sometido a la esclavitud del pecado. Dios en persona ha venido a salvarnos.
Jesús es el encuentro definitivo de Dios con el hombre y el puente para el encuentro del hombre con Dios. Esta es la etapa fundamental de toda la historia de la salvación. Dios ha revelado todo su amor en favor del hombre en la persona de Jesucristo.
Jesús ha venido a mostrarnos y a hacernos sentir el amor de Dios nuestro Padre. En Jesús, Dios sale al encuentro del hombre y en Jesús el hombre se encuentra con Dios. Sí como hemos dicho el amor es encuentro, entonces Jesucristo es el amor de Dios para el encuentro con todos los hombres. Es precisamente en este sentido que la parroquia debe estar al servicio del encuentro con Cristo para que cada ser humano experimente el amor de Dios.
Jesús inaugura una etapa nueva y definitiva en la historia de la salvación. Con su vida, con su muerte en la cruz y con su gloriosa resurrección de entre los muertos, Jesús nos ha adentrado en el corazón de Dios y desde entonces, Dios por Jesús resucitado vive permanentemente entre nosotros. De esta manera, en Cristo muerto y resucitado se manifiesta el anhelado encuentro de Dios con el hombre y del hombre con Dios.
Ahora bien, Jesús se dio también a la tarea de formar unos discípulos y amigos cercanos que a ejemplo y a modo del antiguo Israel se constituyera en un pueblo nuevo que fuera salvación y bendición de todas las naciones.
A esos discípulos suyos Jesús los formó pacientemente y les manifestó todo el amor de Dios. A pesar de la resistencia, del miedo y la traición, Jesús no los abandono, sino que después de la resurrección, compadecido los llama de nuevo, los llena del Don del Espíritu Santo y les encarga de ir a todas las naciones contando lo que han visto y oído. (Cfr. Lc 7,22).
A partir de entonces, el Espíritu Santo se constituye en el protagonista de la historia que deben empezar a realizar los discípulos de Jesús en medio de los pueblos. Gracias a ese Espíritu Santo los discípulos comienzan a llevar a cabo la tarea que les ha sido encomendada en medio de hostilidad, rencores y muerte.
Los discípulos son llevados a distintos lugares empujados por el Espíritu Santo. Allí anuncian el kerigma de la salvación: que Cristo murió y resucitó para librarnos del pecado y de la muerte y permitir de esta manera que Dios se encuentre con nosotros y nosotros con Él.
Estos discípulos a medida que fueron haciendo pequeñas comunidades locales se preocuparon por dejar al frente de ellas a algunos varones probados en la fe a los que se les llamo obispos a los cuales prontamente se les responsabilizó de una porción que se llamó diócesis. Entretanto a los vecinos más cercanos se les puso bajo el cuidado y la animación de los presbíteros a los que a su vez se les asignó una porción de personas bajo el nombre de parroquia.
Como vemos la parroquia está inserta en el plan salvífico de Dios. Tiene la tarea de posibilitar el encuentro de Cristo con los hombres y de llevar a los fieles al encuentro con Cristo.
Sin duda, que la parroquia a lo largo de todos estos siglos ha vivido grandes transformaciones. Nos corresponde a nosotros intentar discernir que pide Dios a la parroquia de nuestro tiempo para que esté al servicio del encuentro con Cristo.