“Reconocemos que el cuidado de todas las personas, y de manera especial de niños, jóvenes y personas vulnerables, es inherente a la acción pastoral de la Iglesia y expresa su misión más profunda. A su vez, nos recuerda que nuestro deber y vocación en la vida se centra en servir a nuestro prójimo, especialmente a los más pequeños, como Cristo nos enseñó: “… El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe” (Mt 18, 5).
La responsabilidad del cuidado de todos los miembros de la Iglesia, en especial de los menores de edad y de las personas vulnerables, es compartida; sin embargo, recae en primer lugar en los Obispos, sucesores de los Apóstoles, elegidos por Dios para la guía pastoral de su Pueblo y nos exige el compromiso de seguir el camino del
Maestro.
Reconocemos que esta responsabilidad también es compartida con los Superiores mayores de los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica. A ellos, así como a todos aquellos que realizan ministerios en la Iglesia o profesan los consejos evangélicos o están llamados a servir al pueblo cristiano, los exhortamos para que anuncien con fidelidad a Jesucristo y sean íntegros, cada uno en la identidad de su ministerio, en la vivencia de los preceptos del Evangelio.
Hacemos extensivo este llamado a todo bautizado, fiel laico, para que, en coherencia con su vocación y su fe, sea copartícipe en esta cultura del cuidado. Todos tenemos una responsabilidad que nos obliga en este tiempo sinodal a enfrentar conjuntamente el flagelo de los abusos y a recuperar la confianza y credibilidad en la Iglesia. Entre todos debemos proseguir “un camino de curación, renovación y reparación”.
La “inculturación del cuidado”, como imperativo evangélico para el mundo de hoy, implica, por supuesto, la profunda conversión y purificación de los corazones, siempre que sea necesario y el compromiso moral de los fieles, consagrados y laicos, con acciones concretas que contribuyan a la prevención de abusos y a la promoción eficaz de estas Líneas Guía. Debemos actuar con especial celo en el respeto de las conciencias y brindando la confianza que permita generar un proyecto común, amplio, humilde, seguro y transparente.
En este contexto, interpelados por las víctimas y unidos a la inequívoca voluntad del Santo Padre, convocamos a la comunidad de creyentes bautizados para que juntos, solidaria y sinodalmente, guardemos con alegría el depósito de la fe en Jesucristo, centro de nuestra propia misión evangélica.
Imploramos al Espíritu Santo su gracia para expresar nuestro firme propósito de enmienda ante los crímenes de abuso y para renovar nuestra decisión de trabajar todos juntos en la corrección de los errores del pasado y la generación de la cultura del cuidado.
Queremos ser una Iglesia profética, esperanzadora y atenta a escuchar y a discernir los signos de los tiempos.”
Líneas del Cuidado en la Iglesia Católica Colombiana. C.E.C. 15-08-2022
Anexamos los link con los documentos relacionados a la Cultura del Cuidado, tanto lineamientos de ayuda, legislaciones y prácticas entorno al tema:
ANEXO II LÍNEAS GUÍA. INSTITUCIONALIDAD PARA LA CULTURA DEL CUIDADO. DIC 2022
Apóstoles del cuidado: líneas operativas o buenas prácticas
Anexo I Líneas Guía. Precisiones conceptuales sobre la prevención, las violencias y los abusos
Líneas Guías para seguir generando cultura del cuidado en la Iglesia Católica Colombiana
https://www.cec.org.co/cultura-del-cuidado
Si ha sido víctima de abuso o necesita guía en algún proceso relacionado, se puede comunicar con el Delegado diocesano para el tema de Cultura del Cuidado:
Pbro. Ricardo Alonso Lache Ávila
Correo: rcgaragoa@gmail.com